Los adventistas del séptimo día creen que Dios es infinito en
amor, sabiduría y poder. Y que se relaciona con los seres humanos de forma
personal, presentando su carácter como la norma esencial para la conducta humana
y su gracia como el medio de restauración.
Los adventistas reconocen que los motivos, los pensamientos y el
comportamiento humanos están por debajo del ideal de Dios. La educación, en su
sentido más amplio, es el medio para restaurar la relación original de los seres
humanos con Dios. Trabajando juntos, el hogar, la escuela y la iglesia cooperan
con los agentes divinos en la preparación de aprendices de una ciudadanía
responsable en este mundo y en el mundo venidero.
La educación adventista transmite más que conocimiento académico.
Promueve el desarrollo equilibrado de la persona como un todo: espiritual,
intelectual, físico y social. Su dimensión en el tiempo es la eternidad. Busca
desarrollar una vida de fe en Dios y respeto por la dignidad de todos los seres
humanos; edificar caracteres semejantes al Creador; estimular a pensar en lugar
de ser simples reflectores del pensamiento de otros; promover el servicio por
amor en lugar de la ambición egocéntrica; asegurar el máximo desarrollo del
potencial de cada individuo; y adoptar todo lo que es verdadero, bueno y
bello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario